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9 abr. 2013
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Empresarios y modistas, la nueva generación de diseñadores en Australia

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EFE
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9 abr. 2013

Sídney - Una nueva generación de diseñadores ha tomado el testigo de la moda en Australia y, recurriendo a la tenacidad del empresario y a la creatividad y la buena costura del modisto, pugna por dar el salto desde las antípodas. Objetivo: Nueva York.

Exhibir una colección en la Semana de la Moda de París o Nueva York es la oportunidad para entrar en contacto con el mercado internacional y salvar la distancia que separa Australia de las grandes capitales de la moda.

Quienes trabajan por este sueño y apuestan por su propio sello pronto descubren que la clave del éxito se encuentra, tanto en la calidad de los diseños, como en su habilidad para desenvolverse en el mundo empresarial.

Diseño de la firma Twofolded. Foto: twofolded.com


"Ante todo, somos emprendedores", afirma la creadora de la firma Twofolded, Anna Hoang, que cuenta que desde que fundó su marca, a principios de este año, ha hecho tareas de contabilidad, relaciones públicas y "marketing", además del trabajo propio de diseñadora y modista, como seleccionar muestras, crear diseños y hacer cortes.

Tras haber cosechado críticas exitosas en su primer desfile en Sídney, Hoang aspira a exhibir su colección en la Semana de la Moda de Nueva York, donde acuden cada año hasta 100.000 compradores, ejecutivos y ojeadores del sector de la moda provenientes de más de 32 países.

El Gobierno australiano subvenciona la industria de la moda local con unos dos millones de euros anuales, pero en los últimos años el sector privado se ha convertido en el mayor impulsor de ayudas y programas para jóvenes diseñadores en el extranjero.

Los empresarios del mundo de la moda conceden becas de trabajo en Nueva York, subvenciones para constituir empresas y financiación para organizar desfiles con la intención de promocionar un sector en crecimiento, aunque todavía modesto.

De hecho, la industria de la moda australiana representa una cuarta parte de la francesa y facturó 2.400 millones de euros (3.120 millones de dólares) en 2012 frente a los 10.000 (13.000 millones de dólares) de Francia en el mismo ejercicio.

Fashion Palette es una de esas iniciativas privadas que promociona a las jóvenes promesas de la moda australiana en su despegue internacional. Cada mes de marzo, la organización convoca a una veintena de jóvenes diseñadores para un desfile de moda urbana en Sídney y luego selecciona a los diez mejores para otra pasarela durante la Semana de la Moda de Nueva York, en septiembre.

Los diseñadores hacen una primera solicitud para el desfile de Sídney presentando un "dossier" con sus creaciones y su trayectoria. La dirección del evento selecciona a los mejores siguiendo criterios de innovación, estilo y carácter australiano.

Joyas de la diseñadora Nomiki Glynatsis. Foto: Facebook/Nomiki Glynatsis


"Cuando llega la hora de decidir quién irá a Nueva York, optamos por una mezcla entre diseñadores más consolidados como Akira Isogawa o Leona Edmiston y las jóvenes promesas que más nos han llamado la atención", cuenta la creadora y directora de Fashion Palette, Sonya Mefaddi.

El desfile de Fashion Palette en Sídney conmemoró este año su quinta edición y en estos momentos la dirección ya recibe las primeras solicitudes para el evento en Nueva York, que se celebrará por segundo año.

"Además, organizamos una sala de exposición y venta donde los diseñadores entran en contacto con los compradores," explica Mefaddi.

La joven diseñadora Nomiki Glynatsis mostró su colección en Nueva York el año pasado de la mano de Fashion Palette y desde entonces ha cerrado acuerdos con varias multinacionales, una de ellas, la firma de joyería Swarovski.

"Ir a Nueva York fue un reto extraordinario porque es un mercado muy exigente, allí compites con las grandes marcas", asegura Glynatsis, que afirma que gracias a la experiencia consiguió introducirse en el mercado internacional.

"Dar el salto no es fácil -subraya Glynatsis-, cuesta dinero y es necesario tener una firma sólida y una red de apoyo".

Solo una minoría de los centenares de jóvenes diseñadores australianos "llega" a Estados Unidos o Europa y, aunque es una buena oportunidad, "lo que viene después es todavía más duro", asegura la joven antes de recordar que si lo ha conseguido ha sido por la constancia de su trabajo y la calidad de sus diseños.

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