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Natalia Carrazon
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5 jul. 2017
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Maison Margiela Artisanal. No se puede juzgar un libro por la portada

Traducido por
Natalia Carrazon
Publicado el
5 jul. 2017

Si hay un diseñador que está teniendo una buena semana, ese es John Galliano, que ha presentado este miércoles la bella colección de moda híper-deconstruida de Maison Margiela Artisanal en el norte de París.


Photo: Maison Margiela - Instagram


El desfile llega dos días después de desvelar la excelente exhibición Christian Dior Couturier du Rêve, que confirmaba a Galliano como el más brillante sucesor de Monsieur Dior. Todo en la misma semana, cuando Renzo Rosso, el millonario italiano que controla la casa de Margiela revelara que los negocios nunca habían ido mejor para la famosa firma.
 
Galliano ha sido algunas veces criticado, lo más probable que injustamente, de ser demasiado dramático y diseñar para una casa como Margiela, la casa conceptual definitiva. Hoy, sin embargo, ha estado en completa sincronía con el legado de Margiela. El punto de partida ha sido un libro, literalmente. El creador nacido en Gibraltar ha desmembrado los tomos de una enciclopedia histórica, cosiendo los elementos hasta llegar a una presentación cautivadora.

Mangas cortadas y separadas de los hombros y abrigos que cuelgan desde la cintura. Galiano juega con las proporciones como lo haría un arquitecto un poco loco, pero siempre sale exitoso logrando reproducir imágenes de absoluta belleza. Nos han gustado particularmente los vestidos en muselina transparente en pequeñas blusas que dejaban ver deportivos corpiños, el motivo tribal africano añadido sobre un magnífico vestido largo y los abrigos-vestido metalizados deconstruidos, con grandes cinturones plateados.


Maison Margiela - otoño-invierno2017 - Mujer - París© PixelFormula - PixelFormula


Una magistral demostración de ligereza e inteligencia. El juego de transparencias de categoría que recorre la colección iniciará, sin lugar a dudas, una tendencia en las próximas temporadas.
 
El desfile tuvo lugar en su propio taller, donde los bustos llevaban gabardinas confeccionadas con cintas, variedad de tejidos y telas; y un maniquí del siglo XIX sobre un carro pre-revolución. Todo el equipo del estudio llevaba blusa blanca, como es tradición en la casa, y esperaba con orgullo en una escalera mientras los invitados dejaban, impresionados, el taller.
 
La sede de Margiela se encuentra en un antiguo monasterio frente a la iglesia Saint Joseph des Nations en el norte de París. Una ubicación perfecta en la que Galliano maneja con particular destreza la mezcla de culturas. Aún si es conocido por son sus gestos creativos extremos, el resultado es siempre apasionante y majestuoso.
 
El clímax del desfile llegó con una sobrecogedora gabardina, kimono fantasmagórico de un samouraï dandy, cortado en seda rígida creando un falso efecto de cartón. “Bellissima!” exclamó Renzo Rosso sentado en la primera línea de un desfile aplaudido por menos de 80 invitados. Antes de que la casa revelase que Margiela había tenido un crecimiento comercial a doble cifra en 2016, con ventas anuales que sobrepasaron los 142 millones de euros.
 
“Los negocios no podrían ir mejor. ¾ de la cifra de ventas de Margiela se hace con las prendas prêt-à-porter y el resto gracias a los accesorios. Lo normal en el resto de casas de moda es lo contrario, vemos un gran potencial de crecimiento gracias a John. ¡Enorme!” exclamó Rosso.
 
 

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